así es como EE.UU. e las está usando

El ejército de los Estados Unidos confirmó que ha desplegado un par de armas láser a otros continentes para encargarse de labores de defensa aérea. Los detalles son confidenciales, pero un oficial de alto rango afirmó que tal tecnología ya se encuentra operativa, limpiando los cielos de vehículos que amenazan a tropas estadounidenses. Sería la primera vez en la historia en la que un sistema de energía dirigida se usa en el campo de batalla.

Se trata del «Palletized High Energy Laser» (P-HEL). Usa electricidad para generar fotones (partículas de luz), estas pasan por un medio amplificador, un material que multiplica el número de fotones. Todos estos son concentrados en un solo rayo para dirigirlos a un objetivo. Cuando es disparado, aumenta increíblemente la temperatura del punto con el que hizo contacto, desactivando o destruyendo el blanco.

Aunque al principio el ejército se negaba a confirmar si estas armas láser habían neutralizado un drone enemigo, el principal oficial de adquisiciones confirmó que habían sido usadas con éxito para ese propósito en Medio Oriente. Esto marca un hito importante, ya que durante varios años los drones se han convertido en tanto el arma más mortífera de varios ejércitos alrededor del mundo, como en la más barata. Un drone de 2.000 $ cargado con una bomba es capaz de incapacitar un tanque de millones de dólares. A su vez, los misiles usados para derribar drones cuestan cientos de veces más que sus objetivos. Estas circunstancias pavimentaron el camino para que el despliegue de las armas láser se convirtiera en una realidad.

El láser de la empresa Raytheon montado en una camioneta.

De la ciencia ficción al campo de batalla

En 1960, el ingeniero y físico estadounidense Theodore Maiman creó el primer láser (su nombre viene del acrónimo «light amplification by stimulated emission of radiation»). Al poco tiempo, los escritores de ciencia ficción adoptaron el invento, ilustrándolo en sus creaciones como el arma característica de los ejércitos del futuro. La novela de H.G. Wells, La guerra de los mundos, parecía haber anticipado la innovación de Maiman, al hablar del mortal «rayo de calor» utilizado por los extraterrestres. Así el público comenzaría a soñar con los días en que se haría posible comprarse una pistola láser para completar tu cosplay de Han Solo. Sin embargo, el láser tendría muchas más aplicaciones constructivas que destructivas.

El deseo por utilizar armas láser quedó insatisfecho por mucho tiempo, ya que la tecnología no estaba a la altura de la ciencia ficción. El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, incluso propuso construir un sistema de defensa contra misiles nucleares (apodado «Star Wars» por sus detractores) que incluía colocar armas láser en el espacio para así detectar y derribar los misiles de la Unión Soviética. Lamentablemente, ninguno de los elementos tecnológicos fundamentales para el plan del presidente eran factibles para 1983. Luego de muchas pruebas fallidas y una inversión de treinta mil millones de dólares, fue disuelto en 1993.

Dicho eso, en el 2024 las cosas son distintas. Las armas láser (como es el caso de los microchips) dependen de una tecnología que requiere una increíble precisión. Los intentos de explorarla hace unas décadas fueron importantes y admirables, pero fracasaron. Como las circunstancias de la guerra han cambiado, los incentivos económicos (las armas láser no necesitan municiones) llevaron al Pentágono a gastar mil millones de dólares al año en investigaciones relacionadas, y esto ha dado frutos.

El principal atributo del plan es que iba a ser muy cool.

Las armas láser abaratan los costos

La manera en la que los enemigos de los Estados Unidos han usado drones para sus ofensivas creó un incentivo para idear una manera barata de neutralizarlos. Los rusos, los Hutíes en Yemen, células de ISIS en Iraq y Siria y demás milicias financiadas por Irán, todos han utilizado drones comunes y corrientes para atacar tropas estadounidenses. En enero de 2024, tres soldados estadounidenses murieron y cuarenta resultaron heridos en un puesto militar en Jordania, luego de un ataque con drones perpetrado por una milicia financiada por Irán. En total, 140 soldados americanos han resultado heridos en ataques similares entre octubre del 2023 y febrero de 2024.

Así fue que las armas láser se convirtieron en una necesidad. Ya que cada misil naval estándar cuesta 2.1 millones de dólares. Un misil Stinger, los cuales pueden ser disparados por infantería, cuesta 480.000 dólares. En comparación, cada disparo de las armas láser desplegadas cuesta entre uno y diez dólares. Desde octubre, el Pentágono ha gastado mil millones de dólares en municiones para defenderse de los ataques de las milicias de Irán, promediando 100.000 dólares por disparo. Podrían ahorrarse el gasto en el futuro si el uso de estas armas se vuelve común.

Así funciona el arma láser británica DragonFire.

Pero todavía existen muchos problemas que resolver antes de que las armas láser reemplacen de manera efectiva a las tradicionales. Los láseres funcionan muy bien en el laboratorio, en donde las condiciones del ambiente pueden ser controladas, pero en el campo de batalla se enfrentan a todo tipo de sustancias en la atmósfera (vapor de agua, arena, polvo, partículas de sal, humo) que desenfocan el rayo láser, saboteando su funcionamiento. También se requiere muchísima experticia, sumada a instalaciones especiales para poder reparar estas armas, lo que las hace menos confiables para su uso a largo plazo. Sin embargo, los avances que se han conseguido hasta el momento han sido maravillosos y sugieren un brillante futuro para esta tecnología.

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