Jefes de Estado (2025) dirigida por Ilya Naishuller y disponible en Prime Video, es una mezcla entre comedia política, buddy movie y película de acción a gran escala. Pero, a pesar de lo que pueda parecer, no es desordenada y confusa, sino más bien una historia dinámica, ágil e ingeniosa, que no se toma demasiado en serio la mayoría del tiempo. En el centro de esta trama explosiva están dos figuras que representan las potencias anglófonas más reconocibles del mundo. Por un lado, el presidente norteamericano Will Derringer, encarnado por John Cena, y al otro, el primer ministro británico Sam Clarke, interpretado por Idris Elba.
El primero llega al cargo impulsado por una mezcla de carisma y fama previa como ícono del cine de acción, mientras que el segundo arrastra un vacío existencial que se refleja en su impopularidad. La rivalidad entre ambos no tarda en hacerse notar, incluso antes de que el primer tiroteo tenga lugar. Lo que empieza como una competencia de egos termina convirtiéndose en una lucha por sobrevivir, con tintes de comedia involuntaria. Una imagen aparentemente trivial — una foto de Clarke con un político rival, comiendo fish and chips — desata la tensión diplomática.
Por lo que, desde el primer minuto, Jefes de Estado deja claro que su humor es disparatado y que no pretende ocultarlo. Lo siguiente, que la relación entre estos líderes mundiales está rota antes de despegar. Por lo que lo interesante es ver cómo ese conflicto personal se convierte en la base de una aventura que mezcla traición, balas, gadgets y sarcasmo. Todo al mejor estilo de las grandes comedias de Hollywood de los años ochenta, solo que en un entorno más sofisticado.


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Llega el caos a ‘Jefes de Estado’


La situación se vuelve incontrolable cuando, por una de esas decisiones diplomáticas que solo existen en el cine, ambos mandatarios acceden a compartir un vuelo a bordo del Air Force One. Para sorpresa de nadie: no termina bien. El avión es derribado por un ataque sorpresa — muy oportuno para acelerar la trama — y la noticia de sus supuestas muertes sacude al mundo. Pero, claro, no están muertos. Están corriendo, sangrando y discutiendo en medio de un caos internacional que nadie que amenaza la seguridad del planeta. Y contra el que el esforzado dúo tendrán que enfrentarse.
En plena fuga, topan con una agente del MI6 que, sorpresa, tampoco está tan muerta como se pensaba. Noel Bisset (Priyanka Chopra-Jonas), añade un componente romántico y algo de misterio al asunto, aunque no se explora demasiado. Lo interesante de esta parte es el cambio de dinámica: de enemigos políticos a aliados forzados, Will y Sam tienen que trabajar juntos mientras esquivan ataques, sobreviven a emboscadas y se enfrentan a villanos que parecen sacados de una parodia. A cada paso, el guion abraza lo ridículo. Lo hace con una seguridad tal, que uno se rinde a la propuesta. La acción, si bien no siempre creíble, tiene ritmo y estilo. Pero sobre todo, utiliza el humor de manera inteligente.
Nada nuevo bajo el sol, pero bien contado


Si hay algo que realmente hace funcionar a Jefes de Estado es la química inesperada entre Cena y Elba. El primero se apoya en su carisma físico y en una energía entre infantil y encantadora. Elba, por su parte, aporta un aire cansado, como si estuviera permanentemente harto de todos los que lo rodean, incluido él mismo. Juntos funcionan como una versión disfuncional de un dúo clásico: uno impulsivo, el otro resignado. Y aunque reparten golpes, lo curioso es que también los reciben sin vergüenza alguna.
No son héroes invencibles, sino líderes con traumas, problemas de autoestima y cero interés por mantener la compostura. Esa vulnerabilidad es parte del encanto. La película no intenta vendernos a estos personajes como superhombres. Son sarcásticos y, por momentos, profundamente torpes. Y es ahí donde la comedia aterriza con fuerza. Naishuller parece entender perfectamente que en 2025 ya no necesitamos presidentes de acción indestructibles. Por lo que sus personajes se ríen, la mayor parte del tiempo, de sí mismos. Y en ese sentido, la dupla protagonista cumple con creces, convirtiéndose en el motor emocional — y cómico — de la historia.
Acción a lo grande para lo nuevo de Prime Video


En cuanto al apartado visual, Ilya Naishuller no decepciona. Ya había demostrado con Hardcore Henry (2016) y Nadie (2021) que sabe coreografiar el caos con una enorme habilidad técnica y visual. Aquí se nota su mano en los momentos de combate, persecución y explosión. Pero también en detalles menos obvios, como los montajes estilizados que sirven para conectar escenas sin que se caiga el ritmo.
Uno de ellos, protagonizado por Chopra-Jonas, parece un guiño directo a las películas de espías glamorosos. La vemos cruzar fronteras, cambiar de vestuario y manipular identidades con un aire de videoclip de alto presupuesto. Por lo que la usual secuencia de contexto, se convierte en uno de los momentos más divertidos de la película. Claro está, nada tiene demasiado sentido, pero todo se ve tan bien que da igual.
Incluso cuando Jefes de Estado roza lo caricaturesco — como en una pelea surreal contra montañeses que hacen breakdance —, el estilo visual sostiene el conjunto. Y eso es mérito del director. Mientras otros filmes de acción directa al streaming parecen hechos con plantilla, aquí se nota una voluntad estética, una intención de divertirse con el medio. La exageración es parte del paquete. Y sí, por momentos se siente como una sátira disfrazada de blockbuster, lo que le da una frescura disparada que muchas otras producciones simplemente no tienen. Una buena noticia para los amantes de las comedias y el género de acción.

