Las detalló un reporte elaborado por 100 organizaciones y 300 expertos en colaboración con OMS. Cómo las soluciones pueden reducir el impacto en la salud
Por Valeria Román/INFOBAE
Las temperaturas más altas, así como las tormentas e inundaciones frecuentes están impactando en la salud de las personas, los sistemas de salud, las infraestructuras de agua y saneamiento y las cadenas de suministro. Ya hay más epidemias de infecciones como el dengue, como ocurrió en América Latina en 2023 y 2024, y se registran impactos en más casos de ansiedad.
Frente a la crisis climática, hay 5 medidas concretas que se pueden poner en marcha y podrían salvar las vidas de casi dos millones de personas por año.
Así lo determinó un reporte realizado con modelado por expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con más de 100 organizaciones y 300 expertos.
Las medidas que recomendaron son:
- Crear sistemas de alertas para prevenir efectos en la salud humana frente al calor.
- Instalar la electrificación basada en energía limpia de los centros de atención primaria de salud.
- Aumentar el acceso de la población al agua potable, al saneamiento y a las buenas prácticas de higiene.
- Promover que más hogares cuenten con energías limpias.
- Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles e imponerles impuestos.
Los resultados del reporte se difundieron en vísperas de la 29.ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 29), que se llevará a cabo desde el 11 al 22 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán.
Las causas del cambio climático están profundamente ligadas a las actividades humanas, especialmente a la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas.
Esos combustibles emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente dióxido de carbono y metano, que incrementan la temperatura global.
La deforestación es otra causa significativa, ya que la pérdida de bosques reduce la capacidad de absorción de carbono de los ecosistemas, aumentando la concentración de GEI en la atmósfera.
A esto se suma el impacto de la agricultura intensiva, que emite metano y óxidos de nitrógeno, dos gases que agravan el calentamiento global. Estas actividades económicas, junto con el uso de combustibles para transporte y la expansión de zonas urbanizadas, son responsables de gran parte de las emisiones actuales, según el reporte publicado.
Los efectos del cambio climático en la salud se presentan de manera directa e indirecta. Por ejemplo, las olas de calor extremo son uno de los riesgos directos más severos. Están asociadas a un aumento en los casos de infartos y enfermedades respiratorias, además de golpes de calor y problemas renales.
Durante 2023, se registraron 50 días adicionales de calor extremo en promedio. Esa situación impactó gravemente la salud de poblaciones vulnerables, especialmente en áreas sin infraestructura para afrontar semejante calor.
Otro efecto importante es el aumento de enfermedades respiratorias por la contaminación del aire, exacerbada por el uso de combustibles fósiles. La exposición prolongada a contaminantes está ligada a enfermedades crónicas como el asma y el cáncer pulmonar.
El cambio climático también facilita la expansión geográfica de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue y la malaria, ya que los vectores de los patógenos, los mosquitos, encuentran condiciones más favorables en climas cálidos.
Los desastres como inundaciones, tormentas y ciclones, que aumentan en frecuencia e intensidad por el cambio climático, afectan indirectamente la salud mental de las poblaciones. Generan altos niveles de estrés y traumas psicológicos, que incrementan la incidencia de trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
Además, los fenómenos meteorológicos extremos y la inseguridad alimentaria agravan las condiciones de vida de las poblaciones más pobres, afectando su nutrición y aumentando el riesgo de enfermedades infecciosas.
La estimación de los casi dos millones de vidas humanas que se salvarían por año se hizo al tener en cuenta diversos estudios científicos. Cada intervención fue modelada para una ampliación global desde 2023, al utilizar las fuentes de datos públicamente disponibles más recientes. También se informaron los resultados sobre cuántas vidas se podrían salvar con cada una de las 5 intervenciones.
Se hizo un modelado para 57 países que no tienen sistema de alertas de olas de calor. Si tuvieran el sistema se podrían salvar 98.500 vidas anualmente.
“Los sistemas de alertas informan a la población sobre las condiciones peligrosas que pueden provocar las olas de calor. Son muy necesarios para reducir el impacto en la salud humana”, dijo a Infobae la doctora Matilde Rusticucci, investigadora en climatología del Conicet, profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y autora de reportes del Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (2004–2022).
En países como la Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional instaló un sistema de alerta de diferentes fenómenos, incluyendo las olas de calor, a partir de los resultados de un estudio científico que Rusticucci y colaboradores publicaron en 2016.
“A nivel mundial se está buscando que se amplíen las alertas ante varios eventos extremos, como tormentas, vientos, lluvias extremas, y que lleguen a la población y al sistema de salud”, señaló.
Otro modelado para 63 países permitió afirmar que si en 2024 se instalaran sistemas solares descentralizados y dispositivos médicos específicos en centros de atención primaria de la salud se podrían salvar 290.500 vidas.
Se podrían evitar aproximadamente 173.000 muertes anuales si se garantizara el acceso al agua, el saneamiento y la higiene para la adaptación climática a la población de 183 países entre este año y hasta 2030.
La transición al 100% de energía limpia para el hogar en 129 países para 2030 podría evitar 133.000 muertes cada año.
Por último, los expertos del reporte aclararon que la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y la imposición de impuestos a esos combustibles podría salvar alrededor de 1.202.500 vidas anualmente para el año 2034. El dato surge de un modelado para 168 países.
“Los pasos futuros deberían incluir evaluaciones económicas y una ampliación del alcance de las intervenciones, junto con esfuerzos para fortalecer los modelos e incorporar estimaciones de incertidumbre”, indicaron en el reporte.
Al ser consultada por Infobae, la responsable de política climática de la organización no gubernamental FARN en Argentina, Camila Mercure, comentó: “Es esencial que los gobiernos hoy comprendan la magnitud de la problemática del cambio climático y su impacto en la salud pública y que adopten medidas integrales y coordinadas”.
Si bien las medidas deben adaptarse a las particularidades de cada país y región, “es fundamental priorizar acciones preventivas, como la implementación de sistemas de alerta temprana y la difusión de información precisa para evitar la desinformación”, dijo.
Si se consideran que hay eventos climáticos extremos que afectan los sistemas energéticos, “resulta crucial contar con acceso continuo a la energía en esas situaciones. Se deberían fomentar esquemas de generación energética distribuida y descentralizada mediante fuentes renovables. Para eso, es necesario redirigir los subsidios destinados a los combustibles fósiles, especialmente aquellos orientados a la producción de energía”, afirmó Mercure.