Natasha Moya Carrasco tenía un elaborado método para traficar droga y hasta un guardaespaldas
Tras allanar tres casas en la comuna santiaguina de Melipilla, la Policía de Investigaciones (PDI) detuvo el fin de semana pasado a Natasha Moya Carrasco, de escasos 23 años, mejor conocida en sus lares como la ‘Reina del Tussi’, droga sintética hecha en base a ketamina, un poderoso anestésico que es usado en animales.
En dichos allanamientos, los detectives de la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) incautaron dos kilos de cocaína, 135 gramos de ketamina, 380 gramos de cafeína, tres pistolas y un revólver. También detuvieron a otras tres personas: a la pareja de Natasha Moya, a otra mujer cuya responsabilidad en la banda aún es motivo de investigación, y a un tercer individuo que fungía como guardaespaldas de la ‘Reina del Tussi’, quien tenía dos órdenes de aprehensión vigentes.
Todos ellos quedaron en prisión preventiva mientras dure la investigación.
Según explicó al diario Las Últimas Noticias el subprefecto de la Bicrim de Melipilla, Víctor Muñoz, Natasha Moya tenía condenas previas por este mismo delito y, para no volver a caer en manos de la policía, había armado un riguroso sistema de tráfico en el que ella no tenía contacto con la droga y ésta se vendía principalmente por redes sociales.
Así las cosas, una de las viviendas se empleaba para guardar la droga, en otra se dosificaba y en la tercera se escondían las ganancias del negocio.
Además, “cada vez que se trasladaba por la comuna lo hacía junto a un hombre que portaba armas de fuego e incluso elementos de protección como chaleco antibalas. Además, tenía objetos de radiocomunicación para comercializar drogas o avisar si es que estaba la policía cerca de los lugares de distribución o acopio”, señaló Muñoz.
Tocante a la juventud de la ‘Reina del Tussi”, el policía civil aseguró que “la verdad es que no es extraño que actualmente detectemos que los liderazgos de este tipo de bandas criminales sean ejercidos por personas mas jóvenes y mujeres. Sin duda la conducta de los jóvenes es más temeraria. Y a veces la líder es mujer porque los miembros de la banda creen que de esa manera es más difícil que sean identificados por la policía”, sostuvo.
El policía civil también corroboró que la droga no se vendía en ninguna de las casas allanadas, sino que a través de redes sociales, principalmente por una aplicación llamada ‘Grindr’.
“Incluso existen bandas que se dedican exclusivamente a contactar a compradores y ponerlos en contacto con los proveedores”, remató.
El tussi es una sustancia sintética que ha entrado fuertemente en toda América Latina de la mano del Tren de Aragua y su consumo tiene graves riesgos, sobre todo, para la salud mental.
Su nombre proviene de una sustancia sintética denominada en inglés ‘2CB’. Es conocida popularmente como la “cocaína rosada” y la gran preocupación de los especialistas es que se desconoce con exactitud los elementos que la componen.
Según el doctor Nicolás Libuy, psiquiatra de la Clínica Alemana, la peligrosidad de estas drogas sintéticas radica en que “no sabemos lo que contienen, así como tampoco manejamos las concentraciones ni las dosis de muchas de estas sustancias sintéticas. Por ejemplo, el tussi puede incluir cocaína, anfetaminas y ketamina, todas drogas que actúan a nivel cerebral alterando la disponibilidad de ciertos neurotransmisores que afectan rápidamente el estado mental y el comportamiento de las personas”.
El facultativo explicó que su consumo tiene efectos a corto y largo plazo y puede generar problemas cardiovasculares, cambios en la presión arterial y latidos del corazón. Su potencia, obviamente, se exacerba los si se combina con otras drogas y alcohol.
Entre sus riesgos a corto plazo se cuentan cambios importantes en el comportamiento, desinhibición conductual, impulsividad, cambios de ánimo, insomnio, ansiedad, ideas fuera de la realidad (pensamientos psicóticos) y alucinaciones. En casos severos provoca convulsiones y problemas cardiacos súbitos.
A largo plazo, esta droga genera trastornos del ánimo permanentes, cuadros psicóticos, trastornos del sueño y daño cognitivo severo.