No te esperas ver el nombre de Antón Álvarez, mucho más conocido como C. Tangana por su faceta musical, entre los créditos de director de una producción audiovisual. Lo hará presentando el documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés durante la 72ª edición del Festival de San Sebastián, que se celebrará desde el 20 al 28 de septiembre. Lo hará en la sección New Directors del evento más prestigioso del cine de España.
El documental, y ópera prima de Antón Álvarez, utiliza la música de Yerai Cortés como vehículo para sumergir al espectador en la historia personal del guitarrista, según explica la sinopsis de la cinta publicada por el certamen. En la producción está Littlespain, quienes estuvieron también detrás de Esta ambición desmedida, el documental enfocado en C. Tangana, estrenado en 2023.
Entre los momentos que formarán parte del documental se encuentra el vídeo musical Cadenitas’ (Sonar por bulerías), dirigido por Mau Morgó, quien cuenta entre sus créditos con el vídeo de Medellin, la colaboración entre Madonna y Maluma. La pieza fue grabada con 25 iPhone 15 Pro y Pro Max, fijados en diferentes puntos y lugares de un set, en donde Yerai Cortés interpreta la canción, acompañado de las palmeras Macarena Campos, Triana Maciel, Salomé Ramírez, María Reyes, Elena Ollero y Nerea Domínguez.
El resultado es una fusión audiovisual de tradición y modernidad, combinando el flamenco con el posicionamiento fijo de 25 smartphones de última generación, visibles a lo largo de toda la pieza musical.
En Hipertextual hemos hablado con Mau Margó y Antón Álvarez (C. Tangana), para profundizar en el proceso y las decisiones creativas detrás de la grabación de Cadenitas’ (Sonar por bulerías). Cómo trabajaron con los iPhones, cómo se integran a la grabación, cómo pueden permitir al director para hacer cosas nuevas, pero también como, por el tamaño y aspecto, pueden ser limitantes que, lejos de restringir a Morgó, lo fuerza a tomar decisiones que amplian aún más su creatividad.
Eduardo Arcos: La apuesta por grabar con 25 iPhone 15 Pro y Pro Max es interesante por sí misma. Pero qué te hizo elegir el iPhone por encima de otros smartphones e incluso por encima de otras cámaras. ¿Por qué es tan especial?
Mau Morgó: Hubo dos factores muy importantes, la parte estética/conceptual y la pragmática. Estéticamente, quería que fuesen dispositivos móviles, ya que se ha el móvil en un objeto identificativo de nuestra época, todo mi trabajo trata sobre la relación de los humanos con la tecnología, y este clip lo refleja perfectamente gracias justamente al smartphone.
Por otro lado, llevo grabando con iPhone desde hace años, ya me he acostumbrado a sus lentes, soy capaz de distinguir la calidad de imagen y el estabilizador de los diferentes dispositivos y marcas. Si te soy sincero, Apple son los que más se han esforzado en que la cámara tenga el look más cinematográfico. La gente se obsesiona con los megapixeles y el tamaño de imagen, pero eso no es lo más importante. Es como con las cámaras de cine, muchos modelos nuevos ni siquiera graban a 4K. Valoramos más la calidad de la imagen. Por otro lado, hubiese sido imposible grabar esto con cámaras de gran tamaño, no existe proveedor en España con 25 cámaras iguales y ópticas suficientes, además visualmente hubiese sido muy diferente.
EA: Estoy prácticamente convencido que grabaron en LOG —en la pantalla de los iPhones me queda claro que están grabando con la app Blackmagic Cam—. ¿Es así? En caso de que sí: ¿tuvo mucho peso a la hora de elegir iPhones para la grabación y hasta qué punto crees que puede cambiar el panorama del filmmaking y la creación de contenidos? Después de todo, si lo piensas, es un dispositivo que tienes en el bolsillo, pero que potencialmente puede grabar imágenes e imprimir un estilo total y completamente propio por medio del etalonaje, y no rendirte ante la estética iPhone por default.
MM: Sí, grabamos todo en LOG, para poder hacer la corrección de color después, esa fue la razón por la que decidí grabar en iPhone, para tener control absoluto en la imagen final. He estado estudiando mucho como funcionan las nuevas cámaras de los móviles, y una cosa que la gente tal vez no sepa, es que todos los dispositivos móviles ahora son capaces de entender que es lo que estás capturando y modificar la imagen para hacerla más atractiva.
Por ejemplo, si haces una foto del cielo o una puesta de sol, el propio móvil subirá la saturación, y es genial para el día a día, pero como profesional durante un rodaje necesito tener yo el control final del color de la imagen.
La verdad es que tuvimos que grabar con dos apps diferentes, ya que una de ellas no permitía tener el flash encendido mientras se graba en LOG. Yo quería tener al principio del clip todas las luces apagadas y solo iluminar con los iPhones, como si fuesen estrellas alineadas en la noche, puesto que hace referencia directa a un parte del documental que Antón le está haciendo a Yerai.
Desde mi punto de vista ya puedes ver un cambio en el contenido que se crea, se valora mucho más la intimidad y la cercanía que la sobreproducción. Creo que surgirá un nuevo tipo de cine que solo se podrá grabar en iPhone o con cámaras muy pequeñas, es un formato mucho más íntimo y menos intrusivo que te abre un mundo de posibilidades que las cámaras de cine no te permiten.
EA: Voy a entrar en modo snob de la teoría de la comunicación, citando a McLuhan —ya sé, ya sé, ¡chupito!— él decía que el medio es el mensaje. Y, viendo el vídeo, es inevitable preguntarme hasta qué punto la elección de utilizar smartphones —y el iPhone 15 Pro Max en particular— modeló y controló, o al menos condicionó, al vídeo.
MM: ¡Totalmente condicionó el video! Llevo años trabajando durísimo, sintetizando ideas y procesos, me he obsesionado en conseguir que la gente recuerde y se refiera a una de mis obras, en tan solo una frase. «¿Has visto el video de Yerai Cortés grabado con un montón de iPhones?» Eso para mí es hacer bien mi trabajo, una idea simple llevada al máximo, una vez establezco ese punto de referencia puedo empezar a profundizar, y añadir más capas de información.
Siéndote muy sincero, estoy cansado de la estética sin ideas detrás. Cada vez que ruedo hago investigación de cámaras y lentes, ya que eso va a añadir otra capa de información a la pieza final. Un ejemplo que aún me fascina es que se siguen usando cámaras de Super-8 para representar los recuerdos o memorias, pero todas mis memorias son en VHS, y las de las nuevas generaciones en videos digitales, pero aún no hemos hecho esa transición. Cuando veo alguna pieza grabada en película, siempre me pregunto si habrá sido capricho o si realmente me quieren decir algo con ello.
EA: No me refiero, necesariamente, a la utilización de uno u otro objetivo para ciertas tomas, sino a cosas como la puesta en escena, la minimización máxima, el tamaño y presencia del equipo de grabación o la ausencia de operadores de cámara en el plató.
MM: Justo has dado con un tema que me obsesiona: la automatización. Quería retirar la presencia humana de la imagen final, ¡por eso todos los planos son fijos! Tenía esta idea tecnológicamente romántica de automatizar un rodaje, construir una máquina que no necesitase la intervención humana, como una evolución del fotomatón, como si tú vinieses a un plató, te pusieses en tu marca y ya está, ¡ahí tienes tu clip! Tal vez le estoy regalando una idea de negocio a alguien [risas]. Pero bueno, eso son conceptos que me gusta imaginar, la realidad es que hubiese sido imposible sin todo el equipo que hubo detrás. Éramos cuatro personas cortando los 25 iPhones después de cada toma.
EA: Y me surgen más dudas aún en ese sentido: ¿Eso creó más conexión entre Yerai Cortés y las palmeras? ¿Te ofreció más oportunidades creativas? ¿Te forzó a ciertas limitaciones a las que no te tendrías que enfrentar si utilizaras equipo más tradicional?
MM: Totalmente, quería ser lo menos intrusivo posible, la manera en la que diseñamos el rodaje, era que Yerai y las palmeras tocarían sin ninguna interrupción. A mí me gusta ponerme límites y reglas en cada rodaje, y jugar con esos límites, ayuda muchísimo a encontrar soluciones creativas que ayudan al resultado final.
Por ejemplo: el hecho de querer utilizar tantos dispositivos y no querer ser intrusivo, nos forzó a no hacer ningún plano en movimiento. Esa es una decisión que tomamos nada más empezar el proyecto. Y la verdad es que le da muchísima personalidad al video, y es lo contrario a lo que estamos acostumbrados a ver, y eso me motiva muchísimo.
EA: Y entrando a un aspecto un poquito más técnico. ¿Cómo trabajaron o solucionaron la sincronización de 25 iPhones durante la grabación?
MM: Como el sonido es en directo, y cada toma tenía ligeras variaciones, Yerai escogió la que más le gustó, y a partir de ahí sincronizamos todo a mano. Tuve la suerte de poder trabajar con tres editores a la vez, y eso ayudó muchísimo a conseguir que la pieza mantenga tu atención.
EA: Pero sobre todo, el tema del sonido, quiero entender cómo lo trabajaron, ¿grabaron directo a los iPhone?
MM: En algún momento lo llegamos a plantear, pero por cuestiones logísticas lo descartamos. No tuvimos mucho tiempo después del rodaje, ya que esta pieza se estrenaría en la rueda de prensa del Sonar, teníamos una semana, para hacer la edición, el sonido y el color, así que no disponíamos de tiempo para experimentar.
EA: ¿Cómo surgió la idea de trabajar con Mau en el video? ¿Cuál fue ese diferencial clave que os hizo entender qué él era el indicado para esta pieza?
Antón Álvarez (C. Tangana): La verdad es que confiaba completamente en la visión de Mau. Tanto Yerai como yo lo admiramos como artista, y sabíamos que él podría llevar a cabo esta idea que teníamos de hacer explícitamente contemporáneo el mundo del flamenco y de Yerai, que habitualmente es tradicional. La visión de Yerai es muy moderna, y la tarea de Mau era precisamente llevar esa contemporaneidad a la luz, por eso lo escogimos.
EA: Me imagino la situación, a Mau diciendo: “hola, mira, me gustaría hacer esto con 25 iPhones”. ¿Cómo reaccionaste? Es fácil, una vez que el vídeo está terminado, mirar hacia atrás y entender que fue la mejor decisión. Pero puedo pensar en decenas de motivos por lo que, antes de hacer la primera toma, es hasta cierto punto arriesgado.
AA: Queríamos sacar a la luz la modernidad que Yerai tiene dentro, pero a veces es difícil hacerlo visualmente explícito, ya que el mundo del flamenco está muy arraigada en lo tradicional. Sabíamos que Mau lograría darle ese enfoque.
Cuando propuso la idea de los 25 iPhones, nos pareció exactamente el tipo de propuesta extravagante que necesitábamos para transmitir esa visión tan concreta que buscábamos.
EA: Me ha flipado el uso del 0,5x para ciertos planos. ¿Cuál fue el proceso creativo para elegir esos planos?
MM: Con Alvar Riu, el director de fotografía, establecimos un plan, teníamos que cubrir todo lo necesario para poder editar a gusto. Así que una vez cubiertos todos los planos generales, y todos los cortos que necesitamos, hicimos un par de tomas extra, en las que experimentamos e improvisamos puntos de vista, una vez estás en el set es mucho más fácil.
La agilidad de poder coger el iPhone y el trípode y moverlo tú solo, ayudó un montón, además de que yo tenía mi propio iPhone, con el que hice algunos planos más arriesgados desde lejos, que ayudaron al edit.
EA: También me ha flipado los primeros planos de las palmeras, mirando a la cámara. Hay una fuerza visual casi cruda que me impresiona. Me encantaría que me cuentes un poco más de esta decisión. El vídeo cierra así, de hecho. No Yerai. Si no ellas.
MM: Esa crudeza de la que hablas es lo que me encanta del flamenco, no se necesitan fuegos artificiales, hay tanta pasión en la manera de tocar, que maquillarlo sería un delito. En cuanto conocí a las chicas supe no necesitaría nada más, ellas proyectan una energía increíble que atrapa muchísimo, ellas proyectan hacia fuera, están casi gritando, y Yerai comunica de otra manera en la que se combinan perfectamente, cada uno hace lucir al otro.
EA: Creo que mi aspecto creativo favorito del vídeo es que, al tener 25 cámaras —bueno, 75, si contamos los tres objetivos en cada iPhone— la coreografía no la hacen las personas, la hacen los planos y la edición, por medio de cada smartphone en cada punto del plató. ¿Era esa la intención?
MM: Totalmente, desde el principio todo el equipo sabía que esta sería una pieza que se solucionaría en la edición, por eso tuvimos que pensar mucho los encuadres, no nos podíamos perder nada, ni una mirada, ni una palma, ni un movimiento de Yerai. El rodaje se sintió muy diferente a lo habitual. Todo muy estático, sin mucho movimiento, había momentos en los que tenía ganas de coger un móvil y ponerme a hacer planos en movimiento, por suerte tanto Antón como Alvar me dijeron que no hacía falta.
EA: Mau, en 2015, escenificaste tu muerte en el OFFF para dejar atrás el diseño gráfico. Estoy seguro de que a nivel personal fue un proceso fuerte, pero que te ha permitido llegar hasta aquí, hoy. Creo que la tecnología está pasando por un proceso profundo en cientos, posiblemente miles de sentidos. Y sé que para ti, es un aspecto clave para tu arte y tu trabajo. Así que, ¿en cuántos años crees que “mataremos” a las cámaras de foto/vídeo profesionales y estos dispositivos de bolsillo llamados iPhone podrán sustituirlo? ¿O crees que siempre habrá un lugar para equipos profesionales audiovisuales?
MM: Sí soy una persona que cuando toma una decisión la toma hasta el final y con mucha intención, y aunque sea muy extremista en la toma de decisiones, no creo que llegue un momento en el que solo grabemos con iPhones, ni llegue un momento en el que la inteligencia artificial acabe con la industria del cine.
Supongo que hay espacio para todo, pero sí que veremos cambios importantes en los siguientes años, y como creativos, si no nos adaptamos a los cambios, estamos condenados. Por naturaleza soy una persona muy curiosa y autodidacta, me gusta experimentar con la tecnología y entenderla, para luego darle usos fuera de lo común. Así que si algún día todo el mundo rueda con iPhone, siempre habrá alguien que rescatará una cámara de 16 mm y hará una pieza diferente.
Por alguna razón siempre he huido de las modas, he intentado mantenerme al margen de ellas, y hacer exactamente lo contrario a lo que otra gente hace, y a la larga es una estrategia que me ha funcionado.