A estas alturas, es más que probable que hayas oído hablar de la estafa del sí o fraude del sí. Prácticamente, todos los medios se han hecho eco de ello. Televisión, radio, prensa escrita, internet, redes sociales… Tal vez te habrá llegado algún mensaje por WhatsApp alertándote de ello. Es innegable que los estafadores tienen mucha inventiva y siempre están creando nuevas maneras de sonsacarnos información, datos personales o, en el peor de los casos, dinero.
La estafa del sí tiene que ver con atender una llamada telefónica con la expresión “¿sí?”, algo muy frecuente, aunque no hay una única fórmula para descolgar el teléfono. Aunque hoy en día, más que descolgarlo, pulsamos un botón. “¿Diga?”, “¿Hola?”, “¿Quién es?” Pero, a muchos, entre quienes me incluyo, nos sale un “¿sí?” Cuando preguntamos quién hay al otro lado de la línea telefónica. Y, al parecer, no deberíamos hacerlo, ya que puede haber alguien al otro lado grabando nuestra voz.
De la estafa del sí se lleva hablando desde hace ya poco más de un año. Incluso el Incibe, el Instituto Nacional de Ciberseguridad, publicó en su blog un artículo hablando de esta estafa telefónica. Así que, aunque no he logrado encontrar nada al respecto en la página de la Policía Nacional, pero sí en el Twitter de la Guardia Civil, asumiremos que hay algo de cierto, por precaución, e intentaremos evitar caer en ella.
En qué consiste la estafa del sí
Los fraudes telefónicos no son ninguna novedad. Son habituales las llamadas telefónicas o por WhatsApp. O los mensajes SMS. En inglés, este tipo de fraude se conoce como phishing. Consiste en hacerse pasar por otra persona o por representar a una empresa que conocemos o que tenemos contratada para obtener de nosotros datos personales o información para traficar con ella, obtener dinero y/o realizar todo tipo de fraudes. Y si nos centramos en las llamadas telefónicas, en inglés se las ha bautizado como vishing. De voice (voz) más phishing. Fraude o estafa por voz.
Entre las prácticas agresivas de ciertas empresas y los fraudes telefónicos, cuesta diferenciar unos de otros. Este fraude en particular, bautizado como fraude o estafa del sí, consiste en realizar una llamada telefónica con cualquier pretexto. En ocasiones no hay ni respuesta al otro lado. El objetivo de la llamada es que quien se ponga al teléfono inicie la conversación diciendo sí. Algo que hacemos muchos de manera inconsciente y automática.
Quienes alertan de esta estafa dicen que quienes la utilizan persiguen grabar tu voz diciendo sí. Algo que, en principio, se utilizará para contratar servicios en tu nombre o defraudar a bancos, compañías de servicios o empresas de créditos rápidos. En caso de no iniciar la llamada con un sí, la otra persona intentará que digamos sí en algún momento mediante preguntas.
¿Un fraude real o una excusa para asustar?
Desgraciadamente, no tenemos manera de confirmar si esto es así o no. Muchos medios se han hecho eco de ello. Pero no sería la primera vez que algo se repite insistentemente sin que sea cierto. La existencia o no de la estafa del sí tiene a su favor dos detalles importantes. Por un lado, desconocemos la seguridad de nuestros datos personales. Aunque seas celoso de tus datos y no los facilites, así como así, tu banco o tu proveedor de servicios sacan provecho de ellos vendiéndolos a terceras empresas. Con tu consentimiento. Legalmente. Aunque luego el resultado sea que recibas llamadas que no has solicitado. O que sí lo hiciste sin darte cuenta.
Por otro lado, hoy en día es relativamente fácil contratar servicios por teléfono o por internet. En unas pocas horas puedes darte de alta en un banco, obtener un préstamo rápido, hacer una compra online o contratar servicios de telefonía, internet, luz, agua o gas. Puede que, en tu caso, hayas tenido trabas y hayas tardado más de la cuenta. Pero, por regla general, el proceso es relativamente sencillo si tienes los datos necesarios. Respondes a unas sencillas preguntas, con esos datos y algún que otro “sí”, y en unas horas ya has contratado un préstamo o un servicio.
Así que partiendo de ese desconocimiento, no saber quién tiene tus datos, implica que aunque la estafa del sí no sea cierta, conviene tenerla en cuenta cuando atendemos una llamada de telefonía. El clásico “por si acaso”. La buena noticia es que las precauciones y hábitos que debes tener en cuenta cuando atiendas una llamada telefónica para evitar el fraude del sí, te servirá para todo tipo de estafas y fraudes. Existan o no. Además, no cuestan nada. Y eso que habrás ganado.
Cómo evitar los fraudes telefónicos
Tener teléfono, hoy en día, implica ciertos inconvenientes, como recibir llamadas de desconocidos dispuestos a venderte algo. O mucho peor, intentando sonsacarte información o engañarte. De ahí que muchas personas hayan adquirido el hábito de no responder llamadas si no reconocen el número que aparece en pantalla. Ya se trate de un número fijo o móvil. Pero esta práctica es demasiado radical y tiene sus desventajas.
Consejos para no caer en estafas y fraudes telefónicos:
- Si sospechas de una llamada, cuelga.
- Al contestar una llamada, procura usar expresiones como “¿Hola?”, “¿Dígame?” o “¿Quién llama?”. Hay muchas opciones posibles. Pero procura evitar el “sí” por si acaso.
- No des datos personales por teléfono. Ni tuyos ni de nadie por quien te pregunten.
- Si tienes que hacer alguna operación por teléfono, llama tú. Y asegúrate de llamar al número oficial de la compañía, empresa u organismo en cuestión.
- Aunque es mejor hacer gestiones online o en persona.
- Busca el número en internet. Hay muchas páginas de usuarios que avisan de fraudes y spam.
- Procura consultar tus cuentas con frecuencia para evitar sorpresas.
Qué hacer si caes en una estafa como la del sí
No somos infalibles. A todos nos puede pasar. Estar con la guardia baja y caer en un fraude telefónico. Si crees que has sido víctima de ello, lo primero que tienes que hacer es recordar qué información has compartido con esa persona. Y, a partir de ahí, tomar precauciones.
La ingeniería social la utilizamos a diario en nuestras conversaciones, en ocasiones sin darnos cuenta. Cualquiera con la habilidad necesaria puede hacerse pasar por un familiar, un vecino o alguien cercano. O por alguien que trabaja para tu banco, proveedor de servicios, la Policía o tu ayuntamiento.
Con una conversación casual y, en apariencia, inofensiva, pueden sonsacarte que el vecino de al lado se ha ido de vacaciones, y que el piso está vacío. O que tienes dos hijos, o que tienes una cuenta bancaria en una entidad concreta, o que contrataste una hipoteca con cierto banco, o que tu proveedor de teléfono es ese y no otro… Información que, agrupada y mal utilizada, puede emplearse para toda clase de fraudes y estafas. La información tiene valor, así que no la regales.