pruebo el mayor rival del iPad Pro

Tengo que empezar por el principio: llevo años sin cogerle el gusto a las tablets. Ni el iPad ni las opciones Android son dispositivos que me hayan llamado la atención como para desembolsar lo que cuestan. Puede que sea porque suplo mis necesidades tecnológicas con un buen ordenador y un buen móvil, lo que hace que no necesite otro cacharro más en la zona intermedia. ¿Por qué te cuento esta historia? Hace unas semanas mi percepción cambió: Samsung me envió la Galaxy Tab S10 Ultra 5G, su santo grial cuando se habla de tablets.

La compañía coreana presentó esta tablet el pasado septiembre, y un solo día después se situó como el rival más capaz para batir al referente del mercado, el iPad Pro de Apple. Basta con echar un vistazo a su lista de características para darse cuenta de la calidad y el cariño que ha puesto Samsung en este dispositivo.

Un buen ejemplo es su pantalla de 14,6 pulgadas, que no solo es una de las más grandes de todo el panorama, sino que llega con una calidad espectacular, un brillo envidiable y no se olvida de tecnologías como los 120 Hz o el HDR10+. Y, aunque el panel es el protagonista del conjunto, otros detalles como los 5,4 milímetros de grosor, el S Pen, el cuerpo fabricado completamente en aluminio o la potencia a cargo de su procesador, hacen que sea un producto redondo.

Es difícil aspirar a más cuando integras lo mejor de lo mejor en gran parte de los componentes, y esa es, creo yo, la razón por la que he vuelto a tener interés en las tablets. No tanto por disponer de una pantalla táctil más grande que en el móvil, sino por tener en la mano un dispositivo del más alto nivel. La Galaxy Tab S10 Ultra 5G rezuma calidad por los cuatro costados, y por el simple hecho de tenerla encima de la mesa dan ganas de usarla para lo que sea.

Una pantalla de escándalo

Sostener en la mano la Galaxy Tab S10 Ultra es algo bastante único. La báscula marca 723 gramos, que si bien puede parecer una barbaridad, no da la sensación de estar ante un producto tan pesado. Me explico. Su gigantesco panel de 14,6 pulgadas y sus 32 centímetros de anchura, dan a entender que se trata de una tablet con un peso mucho más contundente, pero la realidad es que sus 5,4 mm de grosor hacen que el dispositivo luzca ultradelgado y contrarreste su elevado peso.

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Después, cuando enciendes la pantalla, entiendes por qué pesa lo que pesa y ocupa lo que ocupa. Una tablet de 14,6 pulgadas es muy grande, créeme, pero Samsung ha optimizado los biseles de tal manera que casi todo el frontal está comandado por el panel, consiguiendo una sensación espectacular al utilizar el dispositivo.

Es una pantalla sublime, y aunque por culpa de su tamaño no tiene una densidad de píxeles por pulgada increíble, la calidad general es digna de la gama más alta que puedes comprar. Tiene un brillo altísimo para trabajar en exteriores, una calibración de color muy buena y se comporta a la perfección en prácticamente todos los escenarios.

Ahora bien, sacándole punta a todas las tecnologías que incluye, echo en falta Dolby Vision. Samsung apuesta por HDR10+, que si bien es una tecnología que se agradece tener, se deja por el camino un poco de rango dinámico, algo que en una herramienta profesional de este precio debería empezar a ser obligatorio.

Plataformas como Netflix o YouTube se disfrutan al máximo, y dado su tamaño, también se trata de un gran panel para utilizar herramientas profesionales como pueden ser Lightroom para edición de imágenes o Filmora para editar vídeos. Y es que, esta es una de las cosas que más me han gustado de la Galaxy Tab S10 Ultra: en muchas ocasiones no he echado en falta mi ordenador para realizar tareas a nivel profesional.

Y, sin quitarle mérito al resto de tablets, no es una sensación que haya tenido probando otros productos dentro de este nicho, ni siquiera en la gama alta. La calidad de construcción, sumada al tamaño de pantalla y el rendimiento, hacen que sea un gadget carísimo, pero también un muy buen sustituto de la herramienta predilecta para el trabajo, el ordenador.

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Es la tablet Android para los profesionales

No me cabe ninguna duda, esta tablet de Samsung está pensada para rendir al máximo y formar parte del equipo de cualquier profesional de la fotografía, el vídeo o el diseño. Y es que, si bien se puede utilizar como una tablet normal, su pantalla, tamaño, grosor y rendimiento pierden sentido para ver Netflix o navegar por Internet.

La Galaxy Tab S10 Ultra es una compañera de trabajo para aquellos que necesiten una gran pantalla táctil, con una calidad sublime y que siempre esté operativa. En mi caso, la mayor parte del tiempo la he utilizado junto con mi cámara de fotos. Con un simple hub conecto la tarjeta SD a la tablet y puedo visualizar, editar y compartir todo lo que hago en el mismo lugar.

Por supuesto, esto es algo que también puedo hacer con mi ordenador, pero su formato y peso, a pesar de que es un portátil, no son tan dados a ir de aquí para allá. Además, con la pantalla de la Tab S10 Ultra no echas nada en falta, por lo que es posible rendir al máximo cuando se trata de editar vídeo o fotografía.

De hecho, da la sensación de que los límites los marca más el sistema operativo —Android 14, en este caso— que el propio dispositivo, y echo en falta más opciones en herramientas como Photoshop, algunos editores de vídeo profesional o aplicaciones de dibujo. Es algo que Apple, en ciertos nichos concretos —Final Cut Pro es un buen ejemplo—, gestiona mejor y consigue sacar más jugo a un producto estrella como lo es el iPad Pro.

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¿Merece la pena la Samsung Galaxy Tab S10 Ultra?

Cuando consigues tener lo mejor de lo mejor, difícilmente puedes ser un producto recomendado para todos los usuarios. Con esta Galaxy Tan S10 Ultra ocurre exactamente esto: es la tablet Android que marca la referencia y solo tiene un rival en el mercado —el iPad Pro—, pero es tan avanzada y tiene un precio tan alto que es casi imposible hacer una recomendación general.

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